Aguascalientes le regresó la esperanza a refugiada en México
Aguascalientes le regresó la esperanza a refugiada en México
El apoyo continuo de la Unión Europea en México ha permitido brindar seguridad y estabilidad a personas refugiadas como Adela.

Adela, refugiada en México, recibe al personal de ACNUR en su residencia en Aguascalientes.
Desde agosto de 2019, la vida de Adela empezó a dar giros. Las violentas pandillas que controlaban su comunidad tenían en la mira a su hijo de 15 años: empezaron a buscarlo con intenciones de reclutarlo. El acoso continuo y el miedo no le dejaron otra opción que huir de su país centroamericano.
Adela y su hijo empezaron una travesía por tierra; llegaron a Chiapas, frontera entre Guatemala y México. Llena de incertidumbre, ella sólo tenía claro que quería salvar sus vidas. Su primer faro de esperanza fue la oficina de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, en Tapachula. Ahí, ella recibió información clara sobre su derecho a solicitar asilo y los servicios a los que podía acceder luego de haber sido desplazada por la fuerza.
“Es muy útil que nos apoyen, porque, como es un lugar que no conoces, no tienes forma de saber ciertas cosas; y yo podía pedirles orientación sobre cualquier cosa”, explica Adela.
Adela entendió que el temor que le impedía volver a casa la hacía refugiada, así que presentó una solicitud de asilo ante la Comisión para los Refugiados (COMAR) en Tapachula, Chiapas. Se llenó de preocupación por cómo sobreviviría junto a su hijo cuando le notificaron que, mientras se revisaba su caso, no podían salir de Chiapas, el estado donde habían iniciado el proceso de asilo.
“Nos ayudaron durante los primeros tres meses”, recuerda Adela. “Recibimos apoyo de ACNUR, que me permitió empezar a alquilar una pequeña habitación mientras esperábamos noticias sobre nuestra solicitud”, cuenta.

Gracias al apoyo de la Unión Europea, las personas solicitantes de asilo en México reciben asistencia desde su llegada, lo que les permite acceder a otras oportunidades que les brindan estabilidad y contribuir a las comunidades que las acogen.
La asistencia brindada por ACNUR en México, con el apoyo de la Unión Europea, beneficia a personas como Adela y otros solicitantes de asilo en situación de extrema vulnerabilidad. Este apoyo les permite satisfacer sus necesidades básicas, como comprar alimentos, artículos de higiene y medicinas, o bien pagar la renta para tener un alojamiento seguro mientras esperan que su caso sea revisado por COMAR. La asistencia basada en necesidades inmediatas y de alta vulnerabilidad es una respuesta que salva vidas para las personas que buscan sobrevivir y hacer de México su hogar.
Tres meses después, Adela consiguió un trabajo en el Ayuntamiento Municipal de Tapachula, donde aprendió un poco más sobre la ciudad que la había acogido. “Limpiábamos las calles; también trabajé en un campo de cacao. Fue muy bonito porque había muchos árboles, pero lo más lindo es que también conocí nuevos amigos”, destaca Adela.
Un nuevo giro en la vida de Adela
La vida de Adela tomó un nuevo rumbo gracias al Programa de Integración Local (PIL), liderado por ACNUR, que le permitió reubicarse en Aguascalientes, un estado mexicano con mejores oportunidades de empleo.
“En ese momento nos ayudaron con nuestros pasajes. Llegamos a Aguascalientes en marzo de 2020. Aunque sabía poco de la ciudad, en ese momento me alegré mucho”, cuenta Adela, quien partió de Chiapas a Aguascalientes, junto con su hijo, justo al inicio de la pandemia y el cierre de toda actividad no esencial en México, por lo que sus planes de encontrar trabajo tuvieron que posponerse. Eso no la detuvo…
Con la ayuda de una amiga suya aprendió otro aspecto de la cultura mexicana: la comida, y de ella surgió su sustento. Su amiga le enseñó a hacer tamales e invirtió en un pequeño negocio. Felizmente, sólo tres días después de iniciar este plan, pudo pagar esa inversión y seguir manteniendo a su familia.
Adela consiguió empleo en una escuela que le ha permitido recibir prestaciones y acceder al sistema de seguridad social en México. Su hijo, por su parte, ahora es mayor de edad, culminó sus estudios y está en proceso de encontrar trabajo. Juntos rentan una casa, adoptaron un cachorro y disfrutan de la tranquilidad de Aguascalientes. Ambos pudieron encontrar esperanza lejos de su hogar gracias a la asistencia que recibieron desde su llegada a México; también lograron acceder a otras oportunidades que les brindan estabilidad y contribuir a las comunidades que les acogieron.
Además de la asistencia inmediata, el financiamiento de la Unión Europea en México y países de Centroamérica ha permitido fortalecer la protección de las personas que la necesitan por medio de asistencia legal, especialmente en coordinación con otros actores humanitarios. En México, sobre todo, ha permitido fortalecer las capacidades del personal de la COMAR, gracias a capacitaciones técnicas alineadas con altos estándares internacionales.